lunes, 21 de julio de 2014

El Hambre

Los indios se han sublevado.  La sangre en ebullición de protesta zumba del corazón al puño y del puño sale hasta los gamonales.  La rebelión del alarido, con su sonido ronco y pausado, está reuniendo a rodos los indios, que brotan como hormigas de la tierra al llamado del indio  el sonido es tétrico, aullador, desesperante.  Tiembla el corazón, los nervios adquieren la tensión del pensamiento.   Luego se calmarán con la sangre caliente que brotará de bocas y pechos.  Después del combate contra el  terrateniente, los indios saciarán su hambre basta el hartazgo; ese hambre de días, de semanas, de meses, de años, de siglos,  porque ya no claman los indios  son el hambre y la humillación quienes claman.  El hambre, el hambre, el hambre. 

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